Hoy se cumple 76.134 días desde que comenzó el confinamiento un ya lejano domingo 15 de marzo de 2020. Toda la inversión y el esfuerzo mundial en investigación y desarrollo enseguida dieron resultados. En noviembre de 2022 se descubrió la fórmula que nos permitía ser inmortales. En principio era un tratamiento caro y costoso pero no tardó en conseguirse un duplicado popular que podías conseguir en Amazon por solo unos pocos euros. Unos sobrecitos con sabor a limón y poco más. Enseguida empezabas a notar que no envejecías nada de nada. Muy poco después pudimos volver todos a la juventud: se había logrado la regeneración celular. Otros sobrecitos y de regreso a los 20 años. En el año 2050 se descubrió el inhibidor COVID-19 que permitía estar libre de virus durante solo dos horas. Solo se podía usar el inhibidor una vez cada 14 días por un asunto genético que no os podría explicar, si no lo cumplias morias irremisiblemente. Para poder comercializar el inhibidor y poder salir de casa para no incumplir el confinamiento hubo que esperar a tener un sistema que pudiese darte ese permiso. Se consiguió y pudimos de nuevo tener una curiosa vida social que solo duraba muy poquito, a veces solo unos minutos. En 2095 se descubrió el teletransporte instantáneo y podíamos trasladarnos a cualquier lugar del mundo en unos instantes. Aquello fue locura.
Hoy es 22 de agosto de 2228 y he decidido acabar con todo esto. He tardado mucho. La mayoría no pudieron soportarlo y acabaron hace ya mucho. Hoy he organizado la última orgia. Cincuenta seres con más de 200 años y con cuerpos de veinteañeros caeremos una vez más en lo más placentero y mundano, pero hoy ya no volveré.