Los graffitis comerciales empezaron a surgir como una alternativa para los comerciantes que se encontraban con sus locales pintados cada dos por tres. A veces, resultaba ser arte y estético, pero otras veces no. En cualquier caso no era una decisión tomada por el comerciante y tenían que acabar borrándolo. Siguiendo el celebre “si no puedes con tu enemigo únete a el” mucho locales empezaron a contratar graffiteros para decorar sus cerramientos. Así en muichas zonas de Madrid la mayoría de locales comerciales tienen sus propio graffiti. De esta manera empezó a exisitir una demanda de graffiteros legal para realizar estas pequeñas obras de arte urban cuyo precio oscila entre 400 y 1000 Euros cada uno. Uno de los barrios en donde la mayoría de locales recurren al graffiti es Lavapies.
Os dejo aquí una pequeña muestra.































