Ayer fui a visitar al habitante más anciano del parque del Retiro para que nos contase como veía esta fanfarria de la fase I y de la desescalada. Cerca de 400 años de historia de esta ciudad ha contemplado bajo sus pies desde que llegó desde las Américas en una larga travesía. A él ya le han hecho cumplir la distancia de seguridad y, desde hace ya un tiempo en 1991, una valla le protege de posibles fechorías. El Ahuehete, que así se llama él, procede de Méjico. Es el único de su especie que tenemos en Madrid. Aquí plantado ha visto a su vera a reyes, príncipes y princesas. Según llegó a Madrid le contaron como se quemó la Plaza Mayor en 1631 y no sería la única vez que la vio arder, en 1672 y 1790 se repitió este suceso. Vio como los franceses lo usaban como parapeto en la Guerra de la Independencia ocultando un cañón en sus ramas y todas las revueltas del Madrid de XIX. Por fin pudo ser visitado por todo el pueblo de Madrid en 1868 y lo que perdió en nobleza ganó en abundancia y lealtad.
Tampoco ha podido con él la climatología. El 12 de Mayo de 1886 llegó a Madrid ni más ni menos que un tornado. Nos ha contado el ahuehuete que fue impresionante y que aquello parecía sobrenatural. El parque del Retiro quedó arrasado y ese día el tornado quitó la vida a 47 madrileños. Por aquel entonces nadie podía echar la culpa al cambio climático.
A lo largo del tiempo también ha visto a los madrileños ser masacrado por virus y bacterias. La viruela, el cólera, la fiebre amarilla y la famosa gripe española ya han diezmado estas calles y en los anales de 1834, 1878, 1885, 1912 y 1918 hay buena muestra de ello.
Más de dos meses ha pasado nuestro viejo árbol en soledad en esta primavera de 2020. Ningún de nosotros nos podíamos imaginar lo que estaba por acontecer, pero para él no ha habido sorpresa. Mucho sabe ya este ciprés calvo de Motezuma. Dicen que es hijo del árbol más antiguo del mundo y que es un vástago del árbol de Tule que con más de 2000 años y 14 metros de diámetro es el árbol conocido más grueso del mundo.
Nuestro Ahuehuete es todavía joven. De aquí a 500 años, cuando nosotros, nuestras vidas y el COVID-19 sean tan solo un párrafo en los libros de historia otras cosas pasarán y otros irán a buscar la inspiración bajo sus ramas como hoy hago yo.
Contemplarlo y cobijarnos un rato bajo su sombra nos hace por un momento participes de la sabiduría que 400 años de contemplación le han otorgado. Tras la visita todo se hace más relativo y la luz del sol lo ilumina todo algo mejor.
Cuando sea milenario algunas de nuestras almas pajarearan por estos rincones que tanto amamos en esta vida y que todavía no querremos abandonar.
Madrid es una ciudad bella que despierta poco a poco del letargo de esta primavera robada. Tras la visita vemos con claridad que la vida sigue, que este Madrid abierto a todos y luminoso continuará sin titubear, que los madrileños nos sabemos levantar raudos y que si algo debemos de temer es la fanfarria del metal de aquellos cegados por el odio, la ignorancia, la intolerancia y la avaricia. ¡No han inventado todavía mascarilla que nos proteja de su hedor!
Donde podéis visitar el Ahuehuete
Para visitar el Ahuehuete debéis entrar por la Puerta de Felipe IV que está en la Calle de Alfonso XII. Es la puerta que se encuentra frente al Casón del Buen Retiro. Según entráis a la izquierda veréis como aparece por encima de todos sus amiguitos.