En la manzana triangular que conforman la Calle de la Ballesta, la Calle de la Puebla y la Corredera Baja de San Pablo se encuentra una joya del patrimonio artístico y cultural de Madrid. La iglesia de San Antonio de los Portugueses o de los Alemanes. Ya se verá a cuenta de qué viene esta disyuntiva de nombres tan curiosa y peculiar.
En esta manzana, aparte de la Iglesia, se encuentra un colegio, al cual se accede por la Calle de la Puebla nº 20, y se llama de la Purísima Concepción y, también está la entrada a la Santa Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid. La Iglesia pertencece a esta Hermandad y, durante siglos, el colegio también.
Esta manzana triangular está dentro de lo que hoy en día se denomina Triball ó triangulo Ballesta que es el barrio triangular que conforman la Calle de Fuencarral, la Gran Vía y el eje de la Corredera Baja de San Pablo.
Este barrio, dentro de Malasaña o, más técnicamente dentro del barrio Universidad del distrito Centro, antes era epicentro del puterío, lo canalla, el lumpem, la mala vida, la droga, la inseguridad ciudadana y la decadencia prostibular Hoy ya no tiene nada que ver con sus reformados edificios, sus tiendas caras de ropa vintage, sus bares para malasañeros que pretenden aparentar perroflautez.galopante 15M sin conseguirlo aún en el cercano Patio de Maravillas y su fauna joven, y no tan joven, trendy del nuevo soho madrileño. Este barrio hoy es el centro de lo más cool de Madrid
Si, todavía hay fulanillas y señoras de alterne en las proximerias de la plaza de la Luna, calle de la Ballesta, Valverde y Barco, pero hasta se pueden decir que quedan integradas en el entorno. Casi resulta gracioso cuando se acercan y te dicen “Vamos…” y tú te limitas a sonreir y decir “¿Dónde?”. De todos los colores, nacionalidades, razas, edad y aspecto, aparecen de cuando en cuando exóticas bellezas que no perturban la paz y, lejos de resultar tan marginales como antes, se te olvida que comenzaron a resbalar “por el túnel que lleva adonde crece la más oscura flor de la ciudad”. Una de ellas, de no más de veinte años y muy sensual, se acercó a mi en la esquina del Bankia de Gran Vía con la Calle Miguel Moya y sonriendo me dijo “Vamos”. Sonriéndola, la dije, “No dónde tú quieres, pero ¿Quieres tomarte una cerveza?”. Totalmente descuadrada con la respuesta, se dio la vuelta, y se limito a mirarse sonriente, mientras se peinaba el pelo en la luna del Bankia que le servía de espejo y diciéndose para sí: “Si, aquí estoy yo para tomar birras con pringaos como tú”… Me hubiese encantado sacarle en ese momento una foto de su reflejo en el cristal de la sucursal pero, aunque llevo la cámara siempre encima, no me atreví.
Volvamos al tema que nos ocupa. Se entra a la iglesia por la Calle de la Puebla, justo enfrente del club “El Perro de la parte de atrás del coche” y de la frikitienda “Generación X”. En mitad de este mundo atravesamos una puerta y entramos en otro completamente distinto, como si se tratase del armario de las Crónicas de Narnia….
EL NOMBRE
Fue en 1606 cuando en época de Felipe III se empezó a construir un hospital para portugueses en esta manzana. Se acabó de construir en 1633. Por tanto ya aparece en el plano de Texeira de 1656. Por aquella época había muchos portugueses buscando trabajo en Madrid y, por eso, con la mediación del Consejo de Portugal, se ofreció este hospital-iglesia.
La Iglesia es, por tanto, la Iglesia del hospital. San Antonio de Padua es el patrón de Lisboa y del vecino país, Portugal, y de ahí que la iglesia del hospital de los portugueses rinda culto a San Antonio y que, en definitiva, se llamara inicialmente de San Antonio de los Portugueses.
Duró poco, ya que Portugal se separó de España y permaneció vacío desde 1640 hasta 1689.
Ahora nos preguntamos ¿y lo de los alemanes, de qué viene? La respuesta sigue siendo muy sencilla. Tras la separación de Portugal por deseo expreso de la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV, en 1689 el hospital pasó a ser de los alemanes, más específicamente del séquito que vino acompañando a Mariana de Neoburgo. Esta situación tuvo un corto recorrido.
Felpe V, en 1702, cedió el hospital a la Santa Hermandad del Refugio cuyo fin era ayudar a los pobres y menesterosos que vagaban por la villa dándoles cobijo nocturno y alimento. Y así ha seguido hasta nuestros días.
Aunque hoy en día nos parezca curioso que hubiese hospitales para las personas de una nacionalidad o región concreta en aquella época era costumbre. Y navarros, aragoneses, irlandeses, italianos y flamencos tenían su hospital por aquel tiempo en la villa y corte.
LAS IGLESIA Y SUS JOYAS DEL BARROCO
El arquitecto Jesuita Pedro Sánchez fue el autor de la construcción.. Juan Gómez de Mora era, en esa época, Maestro Mayor de la Villa y supervisó las. Obras.
La iglesia es una de las màs bellas de Madrid. De planta elíptica tiene pinturas murales hasta la cornisa. Son obra de Lucas Jordán.
Los frescos de la bóveda son de Juan Carreño y Francisco Ricci. Están dedicados a la vida de San Antonio de Padua.
El retablo mayor es del siglo XVIII y es obra de Miguel Hernández. El original se quemó en un incendio.
La iglesia fue declarada monumento nacional en 1972.
Para la descripción del templo extraeremos lo que nos cuentan en su libro “Iglesias de Madrid”, Pedro F. García Gutiérrez y Agustin F. Martinez Carbajo, que fue editado por la editorial El Avapiés en 1993. I.S.B.N.:84-86280-69-9
El templo de San Antonio de los Alemanes o de los Portugueses fue construido por el arquitecto jesuita Pedro Sánchez, el cual ya había trabajado en diversos lugares de Madrid y Toledo. Este artífice realizó un proyecto de planta oval en 1628. Este tipo de planta no es inusual durante el barroco español, baste sólo citar algunos ejemplos: Bernardas de Alcalá de Henares, Santa Ana de Valladolid, Santa Cueva y San Felipe en Cádiz, San Luis en Sevilla, los Desamparados en Valencia, San Juan de Dios en Murcia, etc. Las obras se debieron iniciar ese mismo año de 1628. También hay constancia de que por iniciativas de Felipe 11, Juan Gómez de Mora, que ya había hecho para este monarca el monasterio madrileño de La Encarnación, ayudó en la construcción de San Antonio. Por lo que el edificio es obra de ambos. Los cuales realizaron un conjunto magnífico, de planta centralizada y elíptica.
La elipse, como ya se ha dicho, muy utilizada en el barroco, permite unas construcciones muy efectistas, dando un gran dinamismo a toda la construcción, la cual tiene en el altar mayor el punto de convergencia de toda la estructura. Aquí acentuadas por las pinturas de los muros. El maestro de obras fue Francisco Seseña. En el año 1706 Felipe Sánchez restauró el templo que había empezado a deteriorarse. Durante el siglo XVIII se cambió el retablo mayor por otro que seguía los modelos de Ventura Rodríguez. Durante la Guerra Civil estuvo cerrada y no sufrió ningún daño. En la actualidad se encuentran sus pinturas en una larga y lenta restauración.
Descripción
San Antonio de los Alemanes es un edificio realizado en sillería y ladrillo, hoy todo su exterior se encuentra revocado y pintado de un color rojizo. Interiormente tiene una sola nave ovalada, con unas capillas-hornacinas, tres a cada lado, cubiertas por medio de arcos de medio punto. Todo el conjunto se cubre por medio de una gran bóveda oval con lunetos a los lados, en donde se abren las ventanas.
En el exterior hay que destacar la gran sencillez de todo el conjunto de su fachada, en la que sobresale sólo la puerta. Esta, enmarcada por unas sencillas pilastras, tiene en su remate un pequeño frontón de granito de forma curva, quebrado en su zona superior y decorado por medio de tríglifos y ménsulas. Sobre ella se encuentra una gran hornacina en donde aparece San Antonio de Padua, titular del templo, en magnífica e interesante escultura pétrea, realizada por el escultor portugués del siglo XVII, aunque afincado en Madrid, Manuel Pereira. Toda la fachada se remata por el cuerpo externo de la cúpula, el cual da una mayor verticalidad y monumentalidad a todo el conjunto.
Junto a la iglesia se levanta la sede de la Cofradía del Refugio y Piedad de Madrid, ubicada en el antiguo edificio del Hospital de los Portugueses. En la actualidad éste se halla muy reformado. Tiene en su exterior una decoración del siglo XIX, la cual cubre la estructura antigua del XVII. De ésta sólo queda el exterior de la iglesia, aunque todo se encuentra revocado con el mismo tono rojizo.
En el interior hay que destacar el soberbio conjunto que forman las pinturas que decoran toda la iglesia. Las cuales convergen en un punto central, como es el retablo mayor. Este es un interesante conjunto. La estructura arquitectónica fue realizada por el arquitecto Manuel Fernández, cuando la reforma del siglo XVIII. Se constituye por unas columnas que enmarcan al titular, y todo rematado por unos ángeles, obra del escultor Francisco Gutiérrez. El titular es una soberbia escultura de Manuel Pereira, de lo mejor de este artista portugués.
El recorrido por los altares laterales, dejaremos las pinturas para después, se hará partiendo de la zona de los pies, a la derecha según se ingresa en el templo. El primero es un altar en el que aparece Santa Engracia, princesa zaragozana, con su atributo de martirio en la mano, el clavo. Es obra de Eugenio Cajés en el siglo XVII. Sobre ella, óvalo con el busto del rey Felipe IV, obra de Francisco Ruiz de la Iglesia. Delante escultura de San José, obra madrileña del siglo XVIII. El siguiente tiene en su centro a Santa Ana, acompañada por San José, la Virgen y el Niño, es soberbia obra del pintor napolitano Lucas Jordán, estando fechado en 1694. En la parte ,superior el busto de la reina María Luisa Gabriela de Saboya, esposa de Felipe V, también de Ruiz de la Iglesia. Delante, pequeña escultura de la Virgen del Carmen, anónimo del siglo XIX. El último altar de la Epístola es el dedicado al Calvario, también obra de Lucas Jordán y de fecha similar al anterior. En la parte superior óvalo con Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos 11, del mismo autor que los anteriores óvalos. En el altar escultura de vestir de la Soledad de finales del XVIII.
Pasando por delante del altar mayor, llegamos a la zona del Evangelio. El primer altar es el dedicado a la Santísima Trinidad, atribuido a Ruíz de la Iglesia, pero segura obra madrileña de finales del XVII. En la parte superior óvalo con el rey Felipe V, de Ruiz de la Iglesia. En el altar muy bonita la escultura de la Inmaculada Concepción de escuela madrileña del XVIII. El altar central de la zona del Evangelio es el correspondiente a San Carlos Borromeo curando a los enfermos, considerado de Francisco Rizi, aunque hay diferencias notables respecto de su estilo, pero se le puede fechar a finales del XVII. En la parte superior, óvalo con el busto de Carlos 11, también de Ruíz de la Iglesia. Delante, escultura de San Rafael Arcángel, buena pieza madrileña de estilo barroco, fechable en el XVIII. Por último se halla el altar de Santa Isabel, reina de Portugal, firmada por Eugenio Cajés en 1631. En su parte superior se halla Felipe 111, del mismo autor que los anteriores óvalos. La escultura representa a San Andrés, obra realizada por un seguidor de Carmona en el XVIII.
Por lo que respecta a las pinturas, haremos su descripción en un sentido helicoidal. Pues partiremos de la zona inferior, para pasar a la siguiente en altura, así sucesivamente hasta llegar a la cúpula. Entre los altares hay una serie de pinturas de santos reyes realizados por Lucas Jordán. Partiendo de la puerta de entrada y a nuestra derecha, encontramos al príncipe Hermerico de Hungría, posteriormente a San Hermenegildo, príncipe visigodo martirizado en Sevilla, San Fernando III rey de Castilla y León, y Edita de Inglaterra. Al otro lado del altar Cunegunda de Alemania, esposa del emperador Enrique de Alemania, después aparece San Luis IX, rey de Francia y, por último, San Esteban de Hungría. Sobre la puerta de entrada óvalo con Mariana de Austria, esposa de Felipe II, de Ruiz de la Iglesia. Sobre los reyes, y antes del siguiente ciclo, se encuentran como paso intermedio, una serie de alegorías de diferentes virtudes: humildad, fe, esperanza, caridad, fortaleza, sabiduría, prudencia, etc., separadas entre sí por ángeles. En esta zona se disponen sobre los altares una serie de balcones con celosías, destinadas para que los miembros de la Hermandad del Refugio asistiesen a los oficios divinos.
El segundo ciclo corresponde a hechos de la vida de San Antonio de Padua, titular del templo, también realizadas las pinturas por Lucas Jordán en el siglo XVII. Muchos bocetos se encuentran distribuidos por diferentes museos del mundo. Las escenas correspondientes a su vida, y siguiendo el mismo orden que anteriormente a partir de la derecha de la puerta: el milagro de los Segadores, que refiere cuando el Santo hizo brotar de nuevo las espigas que habían sido pisadas por quienes querían ir a oírle predicar. La resurrección del joven Parrasio en brazos de su madre. San Antonio reprendiendo al tirano Ezelino que subyugaba a la zona de las Marcas Trevisanas. El prodigio del Neonato, que declara en favor de la inocencia de su madre. Después del altar se encuentra la Predicación a los peces. A continuación, la curación de la pierna del joven que se había cortado este miembro después de haber dado un puntapié a su madre, restituyéndosela el santo. A su lado el milagro de la Mula, para demostrar a un hombre hereje la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Por último, cuando San Antonio rechaza las riquezas de fray Elías, que acababa de ser elegido general de la Orden, reprendiéndole, por qué iba en contra de la humildad de la regla franciscana.
La siguiente zona de frescos tienen un tema unitario, que son santos portugueses, recuerdo de la primitiva dedicación de la Iglesia. Estas pinturas se encuentran realizadas por Juan Carreño de Miranda, ayudado por Francisco Rizi, y posteriormente retocadas por Lucas Jordán, a finales del siglo XVII. Se encuentran enmarcadas por baldaquinos que sostienen columnas salomónicas. Los santos son los siguientes: el dominico Gonzalo de Amaranto, Santa Sabina mártir, Santa Irene de Santarem, el Papa San Dámaso, el cual se le consideraba nacido en la localidad de Guimaraes, San Fructuoso, obispo de Braga, Santa Julia mártir, lusitana, aunque nacida en Mérida, Santa Beatriz de Silva, fundadora de las Concepcionistas Franciscanas y, por último, el anacoreta San Amador de Montsatso.
Pero lo mejor de todo el conjunto pictórico es la zona correspondiente a la bóveda. Allí se desarrolla una .única y grandiosa escena, como es la Aparición de la Virgen y el Niño a San Antonio de Padua. Se encuentra realizada al fresco por Juan Carreño de Miranda, y también retocada por Lucas Jordán. Es un conjunto efectista, peculiar de la segunda mitad del XVII madrileño, en donde, dentro de un magnífico rompimiento de gloria, flotan los personajes centrales rodeados por una infinidad de ángeles entre nubes. Todo ello ejecutado con una gran maestría; Es de esperar que la restauración lenta a la que están siendo sometidos los frescos, los devuelva algún día su primitiva grandeza y esplendor.
LA HERMANDAD DEL REFUGIO
El nombre completo de la hermandad que nos ocupa es Santa y Pontificia Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid fue fundada en 1615 por caballeros que residián en esta zona. Sus promotores fueron Don Pedro Lasso de la Vega, el Padre Bernardo de Antequera y Don Juan Jerónimo Serra.
Daban de comer a los necesitados, les proporcionaban un sitio donde dormir y ayudaban a los numerosos enfermos.
Don Pedro Lasso de la Vega vivía en su palacio que conformaba la esquina la Calle del Pez con la de los Convalecientes de San Bernardo.
El Padre Bernardo de Antequera estaba en el noviciado de los Jesuitas, justo enfrente de la casa del anterior.
El tercero, Don Juan Jerónimo Serra vivía en la Travesía de Parada, entonces llamada Enhoramala vayas y relacionada con la Calle Aunque os pese.
Con el tiempo se fueron uniendo más hermanos a la congregación.
LA RONDA DEL PAN Y EL HUEVO
Los sacerdotes de la hermandad hacían una ronda nocturna en busca de los necesitados, hambrientos y enfermos. Les daban pan y dos huevos cocidos que llevaba un criado que portaba un farol para alumbrar a la comitiva. De ahí proviene el nombre.
Esta costumbre duró durante muchos años, incluso siglos y se hacía cada noche. Se dejó de hacer en 1833 cuando llegó la policía nocturna a la villa de Madrid
LA HOSPEDERÍA
Cuando se hizo innecesaria la ronda nocturna se abrió una hospedería que funcionó hasta la guerra civil española, 1936.
Aquí se proporcionaba alimento y cama a quien lo necesitaba.
HASTA NUESTROS DIAS
En la actualidad un albergue proporciona cenas a aquellos que lo demandan y necesitan hasta que se llena el comedor. En este caso se dan bocadillos a aquellos que se han quedado sin mesa.
DE ACTUALIDAD
Desde que comenzó esta funesta crisis el número de personas que demandan la caridad de la hermandad del refugio ha crecido de manera exponencial.
Mientras la crisis continúa y se ayuda a la banca y a los poderosos, las ayudas para la auténtica necesidad social se recortan y la Hermandad del Refugio ha empezado a cobrar 2 Euros para poder contemplar su iglesia.
Estos 2 euros son para conseguir fondos para el comedor y poder conseguir alimento a aquellos que no tienen nada y que pululan por lo que hoy es Triball con la certeza de que no verán ninguna luz de ningún criado de ningún caballero que les de dos huevos cocido y pan.
LAS FOTOGRAFÍAS QUE VÉIS
No había ido nunca a ver esta iglesia. He de decir que me ha impactado. Ha sido una visita divertida e interesante. Espero que os gusten las fotos. Las he dividido en varias partes.
LAS ESCULTURAS
LA BÓVEDA
LOS FRESCOS DE LAS PAREDES
LOS PERSONAJES
LA CRIPTA
DETALLES